La retaguardia literaria en España (1900-1936) (Veranstaltungsprojekt)


Allgemeine Angaben

Projektbeginn
Montag, 07. Mai 2012
Projektende
Mittwoch, 09. Mai 2012
Status
abgeschlossen
Weiterführender Link
http://www.retaguardia.ulg.ac.be/
Thematik nach Sprachen
Spanisch
Disziplin(en)
Literaturwissenschaft
Schlagwörter
Avantgarde in Spanien

Aktiv beteiligte Person(en)

(z.B. Kooperation, Mitarbeiter, Fellows)

Álvaro Ceballos Viro


Exposé

«Siguiendo a William Marx, definiríamos la retaguardia no tanto como el grueso de la producción literaria de una época, sino como los sectores activamente inmovilistas o retardatarios. […] El resultado de este congreso habría de ser un mapa metódico, ya que no exhaustivo, de ese panorama academicista, retrógrado, provinciano, formalista, pacato o simplemente insustancial contra el que, como suele decirse con demasiada rapidez, reaccionaron los escritores modernistas y de vanguardia.»
El plazo para el envío de propuestas de comunicación terminará el 7 de octubre de 2011.

Presentación

Para hacer buena poesía
aunque sea putrefacta,
versos que rimen con garbo
o prosas sin camelancia,
es necesario señores
ser muy de la retaguardia.

De este “Romance no gallista” —tal era el título— se responsabilizaba en acróstico la redacción de la revista Pavo en su primer número, fechado en marzo de 1928. El poema se atribuye a Federico García Lorca y constituye una de las raras menciones históricas de un concepto, el de retaguardia literaria, que no obstante está implícito en otro término muchísimo más difundido, el de la literatura de vanguardia.

Hay una explicación tópica de la vanguardia literaria como reacción general contra las estéticas del pasado que, sin ser falsa, desatiende o se desentiende de la actualidad histórica de dichas estéticas. Se ha convertido en una práctica habitual estudiar los textos de vanguardia sin preguntarse quiénes representaban la literatura oficialista y académica que aquellos textos supuestamente combatían, ni cuáles eran los motivos reales de animadversión, ni cómo encajaban los escritores retardatarios los golpes de la crítica vanguardista. A aquella retaguardia literaria se le dedica este congreso internacional.

Si la vanguardia ha generado una copiosa bibliografía, y ofrece al historiador innumerables manifiestos y textos programáticos, la retaguardia literaria apenas ha comenzado a conceptualizarse. Hay esfuerzos, sin embargo, recientes y muy notables. William Marx coordinó un volumen en 2004, que dio lugar a reacciones variadas, por lo general elogiosas, aunque en ocasiones se reprochase la indefinición del objeto de estudio. Antoine Compagnon agrupó poco después bajo el marchamo de anti-modernos a autores que reaccionaron de diversas maneras ante una modernidad comprendida también de maneras diversas. Más recientemente, investigadores neerlandófonos (Baetens, Houppermans et al.) y británicos (Adamson y Norris) han ensayado esta categoría en la historia cultural —europea en un caso, francesa en el otro— del siglo XX.

Ahora bien, de estos trabajos surge la imagen de una retaguardia nacionalista y católica, definición que no siempre parece corresponder a la realidad española y que, por lo demás, también podría cuadrar a algunos autores de vanguardia. Sea como fuere, la retaguardia constituiría el telón de fondo sobre el cual se desarrolla la historia literaria del primer tercio del siglo XX: una serie de estéticas desfasadas y voluntariamente conservadoras, un limbo para la habitual historiografía no lansoniana, cuyo censo forzaría a aplicar seriamente el postulado de Jauss sobre la coexistencia de cronologías múltiples. En la retaguardia se dan cita todas aquellas escuelas que, para el historiador del presente, “conocieron el fracaso o, al menos, fueron obstruidas por otros movimientos” (Dubois 2005: 78).

Un estudio de la literatura de retaguardia se propondría “devolver al olvido su propia interpretación histórica”, según propuso José-Carlos Mainer (1996: 7). Esto implicaría leer la literatura marginada de las historias de la literatura en base a sus propias categorías, y no a las categorías con las que dichas historias fueron escritas. Con la invención de la etiqueta “raros y olvidados” el benemérito Sainz de Robles se propuso ampliar un canon que consideraba, a la altura de 1971, demasiado restrictivo (Alonso 2008). De entonces a ahora se han recuperado para la historia oficial una parte importante de aquellos “raros y olvidados” (como en el meritorio y casi homónimo volumen de Cruz Casado), pero con frecuencia al precio de aceptar el nomos, es decir, el principio de visión y de división del campo literario —en términos bourdianos— y, también con frecuencia, a partir de un criterio de calidad retrospectivo y externo. Ello ha conducido a subrayar unas veces la modernidad oculta del olvidado en cuestión, otras veces su proximidad personal o estilística a los creadores de capital específico, y otras el valor literario que, “después de todo”, conservan algunas de sus obras. Pero ¿qué hacer con los olvidados que se resisten a ser reivindicados en nombre de la modernidad, que no aparecen en las fotografías que hicieron historia, ni halagan el gusto del crítico actual? O, para complicar aún más las cosas, ¿qué hacer de aquéllos que fueron rescatados del olvido por las razones equivocadas?

Siguiendo a William Marx, definiríamos la retaguardia no tanto como el grueso de la producción literaria de una época, sino como los sectores activamente inmovilistas o retardatarios. Un estudio de la retaguardia literaria no trataría, hablando en plata, de estudiar “todo lo demás”, sino todo lo demás en la medida en que no es y no quería ser —a sabiendas de que podría haber sido— moderno o vanguardista. Entenderíamos la retaguardia como una categoría dependiente de la de vanguardia, y por lo tanto de aplicación exclusiva en el terreno de las ideas estéticas. Y a su vez asimilaríamos la vanguardia al campo de producción restringida (de nuevo Bourdieu) que crean los modernistas a principios del siglo XX. A diferencia de Marx o de Compagnon, nos guardaríamos de identificar inmediatamente retaguardia y reaccionarismo político.

Debería hablarse incluso de una “retaguardia histórica”, igual que se distingue entre las vanguardias históricas y ese otro vanguardismo atemporal que continúa impulsando el arte contemporáneo en el tercer milenio. El nacimiento de la retaguardia histórica podría asimilarse al del modernismo (o al del antimodernismo), en torno a 1900 —año, por ejemplo, de la creación de Gente vieja, o del artículo de Camilo Bargiela “Modernistas y anticuados”—, y resulta lógico hacer coincidir su muerte con la extinción de la autonomía literaria tras declararse el estado de guerra en 1936.

Inspirándonos en Pierre Bayard (2000), un estudio de la retaguardia literaria podría equipararse al examen no tanto de las obras fracasadas de autores canónicos como de los autores o incluso de los géneros y de las estéticas fracasados, y de las razones de su fracaso, sin perder de vista que, “[m]ás que jerarquizar o condenar, se trata de explorar compatibilidades”, según propone Cecilio Alonso (2008: 36); en otras palabras: se trata de ensayar una historia literaria “a contrapelo”, que problematice la historia lineal dándole una “dirección horizontal”, en la formulación de Leonardo Romero Tobar (2006: 31 y 208).

El resultado habría de ser un mapa metódico, ya que no exhaustivo, de ese panorama academicista, retrógrado, provinciano, formalista, pacato o simplemente insustancial contra el que, como suele decirse con demasiada rapidez, reaccionaron los escritores modernistas y de vanguardia.

Bibliografía citada

Adamson, Nathalie / Norris, Toby (eds.) (2009): Academics, Pompiers, Official Artists and the Arriere-Garde: Defining Modern and Traditional in France, 1900-1960, Newcastle upon Tyne: Cambridge Scholars Publishing.

Alonso, Cecilio (2008): “Sobre la categoría canónica de Raros y Olvidados”, en Anales de literatura española, nº 20, 2008, 11-36.

Baetens, Jan / Houppermans, Sjef et al. (eds.) (2008): Arrière-Garde: Modernismen in de Europese letterkunde (deel 3), Amsterdam: Rozenberg.

Bayard, Pierre (2000): Comment améliorer les œuvres ratées?, Paris: Les Éditions de Minuit.

Compagnon, Antoine (2005): Les antimodernes: de Joseph de Maistre à Roland Barthes, Paris: Gallimard.

Cruz Casado, Antonio (ed.) (2006): Bohemios, raros y olvidados, Córdoba: Diputación Provincial / Ayuntamiento de Lucena.

Dubois, Jacques (2005 1978): L’institution de la littérature, Bruxelles: Labor.

Mainer, José-Carlos (1996): “Presentación”, en Juan Carlos Ara Torralba: Del modernismo castizo. Fama y alcance de Ricardo León, Zaragoza: PUZ, 7-10.

Marx, William (ed.) (2004): Les arrière-gardes au XXe siècle. L’autre face de la modernité esthétique, Paris: PUF.

Romero Tobar, Leonardo (2006): La literatura en su historia, Madrid: Arco/Libros.

Conferencias magistrales
Cecilio Alonso Alonso (UNED Valencia)
Marta Palenque Sánchez (Universidad de Sevilla)
Christine Rivalan Guégo (Université de Rennes 2 – Haute Bretagne)
Leonardo Romero Tobar (Universidad de Zaragoza)
Serge Salaün (Université de Paris III)
Javier Serrano Alonso (Universidad de Santiago de Compostela)

Comité científico consultivo
Lieve Behiels (Leesius Hogeschool, Amberes)
Jean-François Botrel (Université de Rennes 2 – Haute Bretagne)
José-Carlos Mainer (Universidad de Zaragoza)

Comité organizador
Álvaro Ceballos Viro (Université de Liège) – responsable
Kristine Vanden Berghe (FUNDP Namur / Université de Liège)
Alizé Taormina (Université de Liège)
Alberto Diestro Zorrilla (Université de Liège)

Contacto
retaguardia@ulg.ac.be

Université de Liège
Dépt. de Langues et Littératures Romanes
Place Cockerill 3/5, Bât. A2

4000 – Liège (Belgique)


Anmerkungen

keine

Ersteller des Eintrags
Álvaro Ceballos Viro
Erstellungsdatum
Montag, 27. Juni 2011, 17:24 Uhr
Letzte Änderung
Montag, 27. Juni 2011, 17:24 Uhr