Frente a la reestructuración del mercado cinematográfico de los años 1990, la nueva formación universitaria de cineastas transforma la imagen del cine latinoamericano. Los egresados se orientan hacia los fondos internacionales que fomentan proyectos artísticos y formas alternativas de realizarlos. Se crea un vínculo esencial con la academia y un vínculo existencial con los nuevos foros internacionales. Este ensayo dirige la discusión hacia los conceptos estéticos para aclarar su relevancia en el desarrollo cultural en América Latina y mostrar su capacidad conectiva entre una lógica local y otra suprarregional. Basándose en un corpus de 120 películas de 13 países se formula un marco común de las estéticas emergentes según los modos de sentir, pensar y construir.

Sentir: el análisis de la atmósfera en combinación con estudios fílmicos y la psicología evolutiva explica cómo se interrelaciona la percepción con el proceso productivo del cine. La reorganización atmosférica apoya una aprehensión consciente del ser en el mundo y cómo nos relacionamos con él. El cambio de los hábitos perceptivos ejerce una influencia sobre las relaciones humanas y las relaciones con el entorno y la naturaleza.

Pensar: el ejercicio de la atención plena crea una disposición necesaria para una nueva cualidad contemplativa de la imagen. El kairósdel momento se extiende de una forma prolongada y permite pensar con la imagen en un modo paralelo a la atención plena. El modo de contemplación redefine la autonomía de la imagen según una diferencia responsiva. Su indeterminación posibilita una nueva existencia redonda del espectador, como aclara la relación con el cine ruso y el medio y extremo oriente.

Construir: un nuevo carácter de imagen en consonancia con la diferencia icónica posibilita explorar su conjunto. Se modela la percepción en una configuración conceptual de la pantalla que subraya una diferencia radical con la ilusión del campo de profundidad, las condiciones del relato y las formas de representación. El entrenamiento de la mente convierte el modo de construir imágenes en una operación permanente.

Los tres modos integran una nueva relación entre la teoría del cine y la filosofía de la imagen después del giro icónico para medir las opciones del cine como arte participativo. La autonomía estética estimula el acercamiento entre las artes y la sala de cine se convierte en una instalación fundamental de los centros culturales. Las nuevas vertientes del cine arte internacional se oponen a los formatos multiuso y exigen un uso exclusivo en la sala de cine, en correlación con el auge de la cultura festivalera.