Volver a hablar de identidades, pluralizarlas, descentralizarlas, situarlas en los límites, borders o fronteras, deconstruirlas en un gesto ambivalente que implica tanto su afirmación como su refutación, es uno de los logros que los estudios (pos) coloniales han aportado a los debates teóricos de las últimas décadas. Hablar de identidades plurales, híbridas, en Patagonia, sin embargo, plantea un problema, ya que ubica la noción de una identidad construida pluridiscursivamente en una región que, desde la perspectiva occidental, ha sido la zona periférica por antonomasia y por ende un área sin derecho a una identidad propia, calificada negativamente desde afuera, vaciada de sus pueblos originarios y recursos naturales, y profundamente afectada por la herida poscolonial que hasta hoy la marca y hiere.
Los estudios reunidos en el presente volumen –provenientes de investigadores chilenos, argentinos y alemanes– se acercan a esta Patagonia plural, tantas veces explotada y exotizada, desde una pluralidad disciplinaria y discursiva que, sin embargo, parte de ciertas premisas en común. Estas son, entre otras: la interrelación entre la promoción de una identidad nacional en Patagonia, la construcción del Estado-nación y el aparato hegemónico; la relación entre la ‘hibridez’ poscolonial, intercultural y un ‘esencialismo estratégico’ necesario e inevitable para la articulación desde la llamada periferia; la interdependencia entre la desigualdad social, la (in) sustentabilidad ecológica y la violación de los derechos humanos; y el desarrollo –más allá de un geodeterminismo– de un regionalismo estratégico o región building de la Patagonia como la heterotopía del Estado.